«Despejado de aguacates», se ha convertido en la última semana en una clave común, de alerta, de sobrevivencia en redes sociales como Facebook y X, pero también en WhatsApp entre trabajadores agrícolas en Estados Unidos y sus familias para saber si pueden o no salir a los campos y granjas, e incluso para llevar a sus hijos a las escuelas o ir a comprar comida, después de la redada masiva del pasado 10 de julio efectuada en Oxnard, California, por militares y agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE), cuyo uniforme es del mismo color que esa fruta.
La frase se escucha en el Valle de San Joaquín, California, donde decenas de miles de mexicanos forman parte del ejército de jornaleros que siembran, cultivan y cosechan millones de toneladas de productos agrícolas que alimentan prácticamente a todo Estados Unidos y que hoy están bajo acecho, ante las deportaciones masivas ordenadas por el presidente Donald Trump.